Galeria cuenco blanco

 



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ART SY





“Polvo eres y al polvo volverás”

Es la oración más simple y despojada para comprender el ciclo vital, transitamos físicamente en una cinta de Moebius. Comprender la muerte de esta forma alivia los miedos, libera de credos e ideologías porque de alguna manera somos un todo

La oratoria de los materiales

Quien me conoce, sabe que la oratoria no es mi fuerte, pero los materiales de mi obra, quizás, sí. Por algo los artistas visuales nos dedicamos a “decir” con nuestra producción, en vez de hacer discursos y escrituras; pero en esta ocasión es necesaria la intermediación de la palabra. Es por eso que intentaré abrir la ventana a la trama que se arma en la mente, más bien a ese primer chispazo en donde las ensaladas cobran un sentido, una forma, una idea o un concepto. Tal vez diga una obviedad, pero el camino del arte abre una puerta a infinitas posibilidades en donde nada es imposible abordar y contamos con una libertad invaluable.

Hay veces que guardo cosas por muchos años, de hecho en esta sala hay un frasco que tiene casi 20 años, el motivo por el cual lo guardo no está muy claro puede que sea por afecto o porque quizás en algún momento lo retome. Es caramelo derretido, caramelo que compré para construir un camaleón dentro de una pecera, ¿cómo llegué a eso? básicamente ocurrió ese chispazo que mencioné. Hay una feria en el barrio “La feria de los pajaritos” que visitaba de niña, allí había peceras y peces, pájaros y plantas, pero también vi -ya como adulta y estudiante de arte- un axolote que me fascinó! Eso me transportó a la mirada de niña, a la vidriera de lo deseado, a las golosinas, y de esos saturados y sabrosos colores como los del camaleón. La mente no encontró distancia entre el axolote y el camaleón, estoy segura que la evolución los considera primos lejanos. Por supuesto que la caramelera reptiliana no iba a sobrevivir hasta el día de hoy, pero decidí fundir con calor ese caramelo y guardarlo en el frasco que ven hoy como evocación de lo que fue.

Comenzando con la muestra apuntaré primero a los materiales que se encuentran en la mesa: cáscara de huevo, cenizas de huesos humanos, jabon de glicerina, mi cabello, pelos de mis dos gatos, bichos canastos, fibra del fruto del arbol palo borracho, ramitas, un ensayo de construcción con ramitas y la fibra, tierra calcinada, cera de abeja, resina de pino, un ensayo de de estos tres últimos elementos mencionados, piel de pollo y sal. Es algo así como la síntesis sobre mis gustos, deslumbramientos y encuentros con los materiales, confieso por donde coqueteo en el arte.

A veces me llama la atención la cantidad que puedo conseguir, su gratuidad, lo efímero, las sensaciones que me transmiten, el afecto, la connotación que poseen, el desprecio que se le tienen o su belleza. Además albergan la carga de haber estado vivos, en transición o muertos. En general no son materiales valorados por las personas, quizás por formar parte de nuestra cotidianidad, por verlos como desechos orgánicos o simplemente porque dejan que continúe su ciclo de descomposición.

Luego de estas observaciones, de alguna manera, puedo iniciar el recorrido sobre las motivaciones que me produjeron estos materiales, que si bien se encuentran presentes en la mesa no todas las obras terminadas habitan la sala. Es el caso, por ejemplo de“Buzón: bicho canasto” el cual surgió de un paseo por los “Bosques de Ezeiza”. Recolecté allí gran cantidad de estos bichos, no sé muy bien “para qué” en un inicio, pero sí sé que admiré la disposición de esas ramas, hojas y seda para armar ese pequeño volúmen. Por supuesto que construí el propio bicho a gran escala, pero para ello necesité realizar algunas investigaciones, es allí donde apareció la fibra del fruto del árbol del palo borracho.

Hilando con las formas de construcción de otros seres vivos y sus admirables procedimientos, recuerdo que mirando un documental sobre termitas africanas supe que los altos montículos que dejan sobre las superficies los logran humectando la tierra con sus propias secreciones. En ese momento estaba haciendo otra obra, conformada por un sustrato de diversos elementos: arena, tierra negra, turba, permiculita, vermiculita. También coincidentemente utilizaba el horno cerámico, así es como calciné en una urna el sustrato que al salir coloreados por el hierro que posee naturalmente, evoco por color a estos altos termiteros africanos. El proceso de prueba para mis nuevos proyectos lo volqué en “Mesa de trabajo”, los ensayos buscaban llegar a la “secreción” idónea; finalmente la resina de pino junto a la cera de abeja mezclados con el sustrato, me permitirían llegar al vaciado de los calcos corporales que conforman las obras “Ceniza somos”, “Tierra seremos”.

Por ese mismo horno cerámico también ingresó la “cáscara de huevo”. En esa época trabajaba en una cocina comercial. Allí a los materiales se los veía en abundancia, kilos de desechos por semana.

Las recetas de ambos ámbitos se encontraban en mi mente y en verdad tienen mucha semejanza la cocina y el taller cerámico. El “calcio” era el elemento de interés y lo busque en productos de diferentes procedencias, quería ver cómo se veía conformando pastas y esmaltes: calcio en los huevos, en las uñas, en el polvo de hueso para la jardinería, en las cenizas de huesos humanos, en el calcio comercial. Llegue a una receta muy interesante y -como en toda cocina- las recetas se pasan, se “transfieren

En esa misma cocina pero en un paisaje diferente al de la ciudad, trabajando temporadas veraniegas en la playa, deje de ver a la “piel de pollo” como algo asqueroso, la sentí parecida a nuestra piel (convengamos que estaba influenciada por la desnudez de los cuerpos al sol). La cuestión era encontrar el método que me permita trabajar y conservar la piel en el tiempo, la sal brindó la solución. Ésta experiencia me recuerda que las lecturas sobre alquimia acompañaron los procesos.

Tan rodeado vivimos de desechos potenciales que hasta lo propio se vuelve candidato, el pelo que perdí en mis duchas los dejaba pegados a los azulejos y no solo era material, sino que también son líneas que generan dibujos.

Y de mi pelo al pelo de mis gatos hay un paso, ellos son la escuela de las caricias y la conexión con el reino animal, también con el lenguaje desconocido con otros seres vivos. Después suceden los desconcertantes accidentes de taller como que se acerquen las polillas aprovechando mi descuido, y esas sorpresas son maravillosas!

Y me gustaría también mencionar al reino vegetal, en realidad fue el primero en abrir la puerta hacia el mundo orgánico. Que comenzó juntando y secando pétalos de flores, luego las plantas vivas y continué utilizando las podas, en especial la de una enredadera del taller (en esa actividad periódica y de mantenimiento había mucha línea tridimensional regalado para mi) ideal para generar tramas y armar volúmenes, contenedores de ese “fluido universal” que nos recorre a todos.


Por supuesto que como dije al principio esto es inagotable. Esos frasquitos que se ven mínimos, son potenciales o lo fueron en algún momento de interés para mis investigaciones materiales. Hay muchos más que no aparecen.



Salón Nacional - Arte ceramico



"Transferencia"

Revista Ñ
ArteEscultura 11/01/13

Paneo por la producción de tres disciplinas

La muestra de obras seleccionadas es una oportunidad para conocer la producción nacional reciente en grabado, arte textil y arte cerámico.

POR Mercedes Perez Bergliaffa


Jardín de las delicias 2012



"Tierra seremos"






Con Laura Acosta

Muestra::: Abel "Tenaza" Gomez::: en el Luna Park


El Jueves 20 de Octubre a las 19 hs, en la Sala Bouchard 479 en el Luna Park
www.encuentroa.blogspot.com

Por orden somos: Natalia Otero, Laura Barberis, Anabel Gonzales Alonso, David Rodriguez, Julieta Cosentino, Anahí Bustamante, Cinthia Olszak, Pablo Insurralde, Luciana Poggio Schapiro